viernes, 6 de mayo de 2011

Aceptación, egoísmo intrínseco.

Por fin se vislumbra la llegada de un nuevo albor, el horizonte se empieza a tornar despejado, las visiones y sueños empiezan a transformase en realidad.

La claridad es más evidente conforme transcurren los minutos y las horas, horas y minutos metafóricos, pero al fin un transcurso del tiempo.

El tiempo ha transcurrido, muchos acontecimientos han influido en la formación de este carácter, de esta forma de pensar y de actuar, sin embargo existe un pensamiento en mi mente que no ha salido del todo, una idea a la cual me he aferrado y he utilizado como argumento ante ciertas acciones. La realidad es que en mis adentros he sido un egoísta, he pregonado ya hasta de victima me ha catalogado, llegando incluso a creérmelo yo mismo, cuando en realidad me comporté de manera muy egoísta con aquella persona que sin pedir nada a cambio me amó sin medida, yo inconsciente, ciego, nunca vi o no quise ver cuanto me amaba, pensaba en mí solamente, y hasta me alejé alegando no querer dañarla, nunca me dí ni ofrecí la oportunidad de pensar por un momento más en ella que en mí, siempre yo y luego yo, lo que yo sentía era lo único que importaba, lo ella me ofrecía no contó, así lo demuestran los hechos, quizá ahora perdí esa valentía para conquistar y enamorar, para despertar en alguien el interés hacia mi persona, no el interés de la amistad, como tal, sino algo más afondo, una relación sentimental, hoy deseo correr cuando tal vez tenga que gatear o simplemente caminar.

En que momento se perdió la brújula, en que momento deje de ver al ser amado y pensar en ella, por pensar por ella, en que instante me perdí en mi ego, en mi orgullo y en mi soberbia.

En la vida las oportunidades llegan y se marchan, no vi, o no quise ver esa oportunidad, la dejé escapar, la lección, mayor atención, búsqueda inminente de otra oportunidad.

Esa necedad del ser de querer siempre pensar por los demás de actuar, sin consultar a la persona de al lado, esa ambición de dominio del otro, ese terrible accionar para justificar la necesidad interior oculta en los adentros, y que se pretende no mostrar, arruina, hiere, duele, causa la muerte.

Cosme Luna
Octubre de 2010.

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