martes, 7 de agosto de 2007

UN SUEÑO

Caía la fresca mañana, un tenue rayo de luz se reflejaba en las inmensas montañas. Allá a lo lejos en el horizonte, una figura aparecía entre la húmeda hierva; sus ojos como dos luceros encendidos, compitiendo aún con el brillante sol me veían como si fuesen dos lanzas queriendo atravesar el cuerpo de su víctima. En ese instante un tibio sudor recorrió mi cuerpo y quedé ahí paralizado como una estatua, quise gritar, pero no pude; una mano tapó mis labios, en seguida un húmedo beso en la mejilla me devolvió la conciencia. Por un momento no supe que decir, sólo me dediqué a contemplar aquel rostro angelical y terso como la más bella rosa; mis ojos emocionados veían y veían sin cesar.

El sol brillo entonces más fuerte que cegó mis ojos, ya no pude ver, de pronto en esa inmensa oscuridad sentí... su mano tomar la mía; empezamos a caminar hasta llegar a un lugar donde un fresco olor a rosas se dejaba percibir. En ese instante recobre la vista, miré hacia el cielo y contemplé las brillantes estrellas; ahora su pelo, ojos y boca lucían más que en el primer momento en que la vi, un ligero hormigueo recorrió mi estómago, ¿qué me pasa?, me pregunté y sólo me respondió el silencio.

Era ese el momento que tanto había anhelado, ella estaba ahí y yo sin decir nada, los segundos me parecían siglos, yo seguía sin hablar; el silencio la desesperó y entonces se fue alejando sin dar la espalda parecía que se elevaba del suelo hasta perderse en el infinito, fue cuando comprendí que la había perdido. La luna aún brillante, aunque no con tanta intensidad dejó caer una lágrima como si ella también sintiera su partida.

Estuve apunto de gritar ¡regresa!, en ese momento abrí mis ojos; sólo había sido un hermoso sueño. Sin embargo espero se haga realidad y no se aleje y me deje, de nuevo en soledad.



Paseo en Lancha Cosme Luna 1996


E.M.S.O.C.
Abril de 1996

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