martes, 24 de julio de 2007

UN DESEO, UNA NECESIDAD, UN IDEAL

La monotonía empieza a invadir mi existencia, un vacío que apenas comienzo a percibir, la idea de una compañera, una mujer, una amiga, una amante se impregnan en mi piel, en mi mente y en todo mi ser.

Un fantasma camina a mi lado, un ente que no puedo ignorarlo, me atrae, me invita a explorarlo, no le veo cuerpo físico, todo es etéreo, no imagino aún su rostro, sus ojos, su piel, no imagino su boca, su pecho y todo su cuerpo, sin embargo su presencia hace y sigue haciendo eco.

Busco en mis adentros como calmar esto que yo siento, como llenar el vacío que es un tormento, no pretendo saciar solo instintos, no busco sólo sexo, es algo más y más que eso, no satisfacería con el placer físico lo que ahora estoy sintiendo.

Fantaseo con ese momento en que se materialice mi anhelado sueño, no ceso de imaginar tu figura aparecer con el resplandor que irradié tu ser, sentir tu presencia, percibir tu aroma, estrecharte contra mi pecho, sentir el palpitar de tu corazón, tu aliento en mi mejilla, tu mirada en mis ojos y perderme en ellos al firme roce de tus manos recorrer mi espalda, mientras te estrecho aún más fuerte.

Imagino la fusión de nuestros labios mientras el palpitar de los corazones aumenta al ritmo del viento al recorrer la habitación, un cuarto pintado de blanco, símbolo del más puro amor, pero decorado con vivos dorados representando los lazos espirituales que poco a poco nos van enredando.

Tu cabello suelto medio rizado, brillante, reflejo de la luna que se cuela como delincuente por la ventana, tus ropas sensuales, delgadas, un camisón tinto y bajo él, tu cuerpo desnudo, yo paciente admirándote una y otra vez, te tomo nuevamente en mis manos, tu dejándote llevar siendo a la vez seducida y seductora, yo como aprendiz y como experto sin perder un detalle del momento, nuestros cuerpos vibran y vibran en aumento; me tocas, te toco, me besas, te beso, me abrazas, te abrazo, pero siempre en silencio, sólo el sonido que emiten nuestros cuerpos al roce de cada beso.

Por fin una palabra, ¡Te Amo! y es correspondida con un suspiro, que enciende más el momento y se sobrepone al viento, y así se repiten una y otra vez esos intentos, que terminan en el reducimiento.

La deslización de las prendas ha llegado y es el momento, la unión de nuestros cuerpos concluye en apareamiento, sólo se escuchan los sonidos de dos seres gimiendo, sin embargo, no es una unión superficial, no sólo son instintos por saciar. El círculo de energía espiritual por fin se cierra ocasionando un fuerte vibrar, un fuerte vibrar de dos almas que buscan la eternidad, la eternidad en ese amor que siempre anhelé que siempre fue mi ideal.

E.M.S.O.C.

Junio 15 de 2007

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